En los años 1995 y 1996 la familia Alvarez, propietarios de Vega Sicilia, comenzaron a pensar en una nueva bodega. No muy lejos de la Ribera del Duero (a unos 100 km), y sobre el mismo Río Duero esta Toro. Famosa región productora de vinos desde hace siglos y con gran prestigio en grandes épocas de su vida. Pensaron que podía ser un reto desarrollar un proyecto allí, una zona no muy de moda en aquellos años pero de un gran potencial. Los primeros años fueron dedicados al estudio para elaborar un vino que mantuviese el prestigio de la firma. Después de las primeras cuatro vendimias (1997-2000), se dieron cuenta de que debían preservar, extraer y proteger todo aquello que hará de Pintia un vino elegante, dentro de la austeridad que confiere la región. Los viñedos son propios y tienen una edad media de entre 40 y 60 años.   En definitiva; un vino moderno, que lidera el surgimiento de una nueva generación de toresanos, en el que se busca premiar la fruta en armonía con el carácter de su terroir.