El desierto de Negev es un terroir extremo, excepcional para el cultivo de uvas de vino sabrosas. A
850 metros de altura, es un terruño desértico donde las temperaturas son bastante cálidas durante
el día. Por la noche, debido a la elevación, se vuelve bastante fresco. Los suelos son arenosos y de
baja fertilidad. Condiciones perfectas para Chenin Blanc.